La migración de un sistema de gestión hotelera (PMS) representa un desafío crítico para hoteles en todo el continente europeo. Esta transición no solo impacta la operación diaria, sino que también influye directamente en la experiencia de los huéspedes y la eficiencia financiera. Un cambio exitoso puede significar mayores ingresos, mejor control operativo y personal más motivado. Por el contrario, una migración mal planificada puede generar caos, retrasos y pérdidas económicas significativas.
Uno de los errores más frecuentes es tratar al nuevo PMS como un reemplazo directo del sistema anterior. Esto limita la oportunidad de mejorar procesos y optimizar operaciones. El PMS no solo administra reservas; coordina limpieza, facturación, distribución y comunicación con los huéspedes. Replicar configuraciones antiguas puede perpetuar ineficiencias existentes y reducir el potencial de mejora.
Un enfoque estratégico requiere analizar los flujos de trabajo actuales, identificar puntos críticos y rediseñar los procesos en función de los objetivos del hotel y las expectativas de los huéspedes.
Otro error común es excluir al personal de primera línea de la planificación. Recepcionistas, auditores nocturnos y personal de limpieza interactúan diariamente con el PMS y sus necesidades son clave para una implementación exitosa. La falta de comunicación genera resistencia y disminuye la eficiencia durante la transición.
Involucrar al equipo desde el inicio permite identificar problemas operativos, adaptar la formación a roles específicos y crear una cultura de cambio positiva que facilite la adopción de la nueva tecnología.
En muchos hoteles, la acumulación de planes tarifarios complejos complica la migración. Es común encontrar más de 150 tarifas activas, muchas sin uso reciente. Migrar este desorden dificulta la configuración del nuevo PMS y genera confusión operativa.
Auditar las tarifas antes de la implementación, eliminar las que no se usan y simplificar las estructuras permite mejorar la eficiencia y facilita la integración con sistemas de gestión de ingresos (RMS) como Atomize o Duetto.
Cada reserva debe trasladarse con precisión, incluyendo fechas, precios y datos del huésped. Los errores, aunque mínimos, pueden generar problemas operativos y afectar la experiencia del huésped. Es recomendable realizar pruebas piloto en un entorno de demostración y revisar manualmente las reservas críticas antes de la implementación final.
El día de la transición no debe improvisarse. Planificar horarios, asignar recursos, simular escenarios de reserva y prever soporte adicional para el personal es esencial. La preparación detallada minimiza interrupciones operativas y reduce la ansiedad del equipo durante el cambio.
Muchos hoteles retienen sistemas obsoletos demasiado tiempo. Es vital evaluar la hoja de ruta del proveedor del PMS y asegurarse de que el sistema pueda evolucionar con las demandas del mercado europeo, incluyendo nuevas expectativas de los huéspedes y la integración con soluciones de automatización, CRM y canales de distribución.
Durante la migración, los hoteles también pueden optimizar procesos relacionados con pagos y gestión de relaciones con los clientes (CRM). La integración de pagos automatizados reduce errores y tiempos de conciliación, mientras que un CRM especializado permite segmentar a los huéspedes y aumentar la lealtad.
Migrar un PMS correctamente permite que los hoteles europeos transformen sus operaciones, mejoren la experiencia del huésped y fortalezcan su competitividad. La planificación estratégica, comunicación efectiva y enfoque en la eficiencia operativa son clave para un cambio exitoso.
Fuente: Hospitality Net
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