El crecimiento exponencial de herramientas de inteligencia artificial en el sector salud ha despertado entusiasmo, pero también preocupación sobre su implementación segura. Frente a este escenario, The Joint Commission —organización que acredita a más de 23.000 centros de salud en Estados Unidos— ha firmado una alianza estratégica con la Coalition for Health AI (CHAI), con el objetivo de desarrollar estándares, buenas prácticas y certificación específica para el uso de inteligencia artificial en hospitales y clínicas.
La iniciativa, que se desplegará desde el segundo semestre de 2025, incluye el desarrollo de guías clínicas, herramientas prácticas y un sistema formal de acreditación integrado en el ecosistema de The Joint Commission. Esta colaboración tiene el potencial de convertirse en un punto de inflexión para la transformación digital en salud, al facilitar que tecnologías emergentes se integren en entornos clínicos con validación, trazabilidad y respaldo ético.
Para ejecutivos hospitalarios y responsables de innovación, el nuevo programa representa una vía concreta para alinear la adopción de IA con estrategias institucionales de calidad, eficiencia y diferenciación competitiva. Según Jonathan Perlin, presidente de The Joint Commission, “las organizaciones buscan claridad sobre cómo incorporar IA de forma ética, segura y medible. Este programa aportará las herramientas que faltan para hacerlo”.
La CHAI, por su parte, aporta una perspectiva basada en ciencia médica, colaboración intersectorial y análisis técnico de alto nivel. Liderada por médicos y especialistas en salud digital, la organización ha sido clave en la creación de marcos éticos y operativos que ahora podrán institucionalizarse a gran escala mediante este acuerdo.
Los beneficios para las organizaciones de salud van más allá del cumplimiento normativo. Una certificación respaldada por The Joint Commission podría convertirse en un diferenciador clave ante aseguradoras, financiadores y pacientes, al demostrar un compromiso activo con la innovación responsable y la seguridad clínica. Además, ofrecerá un marco para evitar improvisaciones tecnológicas y para mitigar riesgos en áreas como el diagnóstico asistido por algoritmos, la priorización de pacientes o el manejo automatizado de historiales médicos.
Desde el punto de vista operativo, el programa incluirá playbooks —manuales técnicos prácticos— que cubren áreas como entrenamiento ético de modelos, gestión de datos sensibles, validación de resultados algorítmicos, documentación y gobernanza. Se prevé también el desarrollo de dashboards para evaluar la madurez tecnológica de cada organización y guías para comités de ética.
Michael Pfeffer, CIO de Stanford Health Care, consideró que este tipo de iniciativas impulsarán el crecimiento responsable de la IA en salud: “Un marco de evaluación claro y certificable ayuda a tomar decisiones más estratégicas y reduce la resistencia interna al cambio”.
La adopción de estas certificaciones también tendrá un impacto en la gestión del talento. Al contar con procesos estandarizados, los hospitales podrán capacitar a sus equipos en prácticas consistentes, mejorar la comunicación interdisciplinaria y facilitar la colaboración con proveedores tecnológicos que cumplan con criterios verificados.
En América Latina, si bien muchas organizaciones aún se encuentran en fases iniciales de digitalización clínica, el modelo propuesto puede ser adaptado como referencia. Hospitales con vocación internacional o que participen en redes de salud transfronterizas podrían verse especialmente beneficiados al adoptar principios similares y avanzar hacia una acreditación más global de su infraestructura tecnológica.
A futuro, The Joint Commission y CHAI esperan que el impacto del programa sea escalable y adaptable. Con un enfoque modular, las certificaciones podrán ser aplicadas por niveles según el grado de madurez digital de cada institución, lo cual facilitará la incorporación progresiva de estándares sin frenar la innovación.
En un entorno donde el avance tecnológico es tan veloz como desigual, contar con instrumentos formales para evaluar y acreditar el uso de inteligencia artificial puede marcar la diferencia entre una adopción eficiente y una implementación riesgosa. Esta alianza representa una oportunidad única para que el ecosistema hospitalario evolucione sin perder de vista su misión fundamental: ofrecer atención segura, ética y centrada en el paciente.
Fuente: American Hospital Association
Escribe tu comentario