Los líderes de la industria hotelera coinciden: 2025 no será un año de crecimiento explosivo, pero tampoco de crisis. Durante la conferencia anual del NYU International Hospitality Industry Investment Forum, los ejecutivos más influyentes del sector compartieron un diagnóstico claro: la hotelería mantiene su estabilidad gracias a una combinación de gestión inteligente, optimización de recursos y enfoque estratégico en segmentos de alta rentabilidad.
Amanda Hite, presidenta de STR, presentó cifras que reflejan un crecimiento contenido pero sostenido. El RevPAR (ingreso por habitación disponible), aunque con una proyección revisada del 1 % en lugar del 1.8 %, continúa siendo positivo. Este indicador clave se mantiene estable en gran parte debido al rendimiento del segmento de lujo, que compensa la debilidad observada en las propiedades de gama media y baja.
El presidente de Tourism Economics, Adam Sacks, apuntó a un fenómeno clave: la percepción negativa del entorno económico no se corresponde con los datos reales de desempeño. “Estamos frente a un contexto donde los indicadores operativos nos dicen que la industria está saludable, pero la narrativa mediática genera dudas innecesarias”, indicó. Esta “desconexión entre sensación y realidad” ha sido una de las preocupaciones más repetidas durante el foro.
Uno de los temas centrales fue la presión de costos, especialmente en rubros como personal, energía y suministros. La inflación ha afectado directamente a los márgenes, sobre todo en hoteles que no han podido ajustar tarifas al mismo ritmo que sus gastos. En ese sentido, se discutieron estrategias de eficiencia, con foco en digitalización de operaciones, automatización de servicios y renegociación de contratos con proveedores. Las cadenas más grandes, gracias a su escala, han logrado absorber mejor estos impactos, mientras que las independientes enfrentan mayores desafíos.
El modelo de lujo, sin embargo, se presenta como una de las estrategias más rentables del momento. No solo ha mostrado mayor crecimiento en RevPAR, sino que también mantiene una base de clientes menos sensibles al precio. Este tipo de viajero continúa priorizando la experiencia y el servicio personalizado, aún en contextos inflacionarios. En ese marco, marcas globales están apostando por reposicionar propiedades existentes hacia ese segmento y por reforzar sus programas de fidelización premium.
La demanda turística también ha mostrado cambios relevantes. Datos compartidos por Booking.com revelan que tres de cada cuatro viajeros ya tienen planes de viaje para este año, y más del 50 % está dispuesto a gastar igual o más que en 2024. No obstante, las reservas son más espontáneas, lo que obliga a los hoteles a adoptar modelos flexibles de gestión de disponibilidad y tarifas.
Desde el punto de vista de inversión, los participantes del foro coincidieron en que los fundamentos del negocio hotelero siguen siendo atractivos. A mediano y largo plazo, la urbanización creciente, el avance de clases medias en mercados emergentes y una mayor valoración de la experiencia sobre el consumo material, continúan alimentando una demanda sólida. Si bien el crecimiento no será explosivo en 2025, se espera que la industria retome un ritmo más acelerado hacia 2026.
Otro eje clave fue la gestión del talento. La escasez de personal calificado se ha convertido en una constante. Las estrategias actuales pasan por capacitar internamente a nuevos talentos, ofrecer condiciones laborales más competitivas y fortalecer la cultura organizacional. “Invertir en gente es tan crítico como invertir en infraestructura”, fue una de las frases más citadas durante el encuentro.
Los cambios en la geografía del turismo también fueron discutidos. A medida que los viajeros internacionales retoman sus planes, las cadenas están reforzando sus operaciones en destinos estratégicos como Asia y América Latina. Deutsche Bank presentó datos que confirman el repunte en la llegada de turistas internacionales durante el primer semestre, con especial énfasis en mercados que dependen del viajero estadounidense o europeo.
En cuanto al impacto de los aranceles anunciados por el gobierno estadounidense a productos importados, los panelistas indicaron que, aunque generan preocupación, no han tenido un impacto directo sobre la industria hotelera. La mayoría coincidió en que los efectos se sentirán más en costos de insumos y equipamiento que en la demanda en sí.
Las proyecciones para los próximos meses se centran en la resiliencia más que en el crecimiento. El llamado para los operadores es claro: gestionar inteligentemente, adaptarse con rapidez, y segmentar bien. Para los inversores, el mensaje es igualmente estratégico: más allá de la coyuntura, el negocio hotelero sigue siendo un activo atractivo con retorno comprobado.
Fuente: Hotel Dive
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