La capital estadounidense fue el escenario donde representantes de diecisiete países latinoamericanos formalizaron la creación de la Red de Fondos Nacionales de Salud en las Américas, REFSA, con el respaldo técnico de la Organización Panamericana de la Salud. El acuerdo institucionaliza una cooperación que empezó en 2023 y busca que los países compartan datos, plataformas y metodologías para administrar con mayor rigor los recursos del sector sanitario.
La urgencia de la iniciativa se explica en cifras. Entre 2000 y 2021 el gasto público regional en salud pasó de 3,8 % a 4,4 % del PIB, aún lejos del 6 % recomendado por la OPS como nivel mínimo para garantizar acceso universal y equidad. Ese déficit se traduce en hospitales saturados, escasez de medicamentos y un gasto de bolsillo que roza el 28 % del total, presionando a los hogares más vulnerables. Las autoridades sanitarias ven en la nueva red una vía para cerrar esa brecha mediante compras conjuntas, indicadores uniformes y vigilancia en tiempo real de los flujos presupuestarios.
REFSA se organiza alrededor de un comité directivo y una secretaría técnica que ejercerá la OPS. Sus objetivos abarcan el intercambio de experiencias, la creación de bienes públicos regionales y la innovación tecnológica aplicada al seguimiento del gasto. El Banco Interamericano de Desarrollo, que ya identifica la transformación digital como «oportunidad de oro» para sistemas inclusivos y eficientes, aportará asesoría en inteligencia de datos y gestión de proyectos, de forma que los países dispongan de tableros analíticos comparables y alertas tempranas sobre desviaciones presupuestarias.
La apuesta tecnológica incluye la interoperabilidad de sistemas contables y la implementación de estándares de datos abiertos que permitan rastrear cada dólar desde la asignación hasta el pago a proveedores. Brasil y Colombia, pioneros en historias clínicas electrónicas de escala nacional, compartirán sus marcos de ciberseguridad y sus algoritmos de auditoría basados en aprendizaje automático. Perú y Uruguay, por su parte, planean integrar módulos de trazabilidad de medicamentos que combinen blockchain con códigos QR, reduciendo fraudes y pérdidas en la cadena de suministro.
El componente educativo también es estratégico. La OPS coordinará programas de capacitación en línea para funcionarios de hacienda y salud, con sesiones sobre presupuestación basada en resultados, analítica predictiva y economía de la salud. Las universidades públicas de México, Chile y Argentina ofrecerán diplomados conjuntos certificados por la red, creando un núcleo regional de expertos en finanzas sanitarias. Estos esfuerzos pretenden compensar la escasez de talento especializado que hoy limita la modernización de los ministerios, especialmente en países de ingreso medio bajo.
En lo económico, los promotores calculan que la sola armonización de criterios de compra podría generar ahorros del diez al quince por ciento en medicamentos de alto costo y dispositivos médicos, montos que liberarían espacio fiscal para fortalecer la atención primaria. La experiencia del Fondo Nacional de Salud de Brasil, que digitalizó sus procesos y redujo en veinticinco días el tiempo promedio de pago a proveedores, sirve de referencia para estimar el impacto potencial cuando la metodología se replique en toda la región.
La transparencia es otro pilar. REFSA publicará informes semestrales con indicadores homogéneos sobre ejecución presupuestaria, morosidad y retorno social de la inversión. Esa visibilidad debería elevar la confianza de los mercados internacionales y facilitar emisiones de bonos sostenibles vinculados a la salud, mecanismo que Colombia y Chile ya exploran para financiar infraestructura hospitalaria resiliente a fenómenos climáticos. Al mismo tiempo, la red espera disuadir la corrupción al exponer comparativos de precios y desempeño entre países.
El lanzamiento de REFSA coincide con la aprobación de la Estrategia para Fortalecer las Funciones Esenciales de Salud Pública 2024-2034, que integra atención primaria y gobernanza financiera como ejes de la reforma estructural. Al vincular ambos marcos, los gobiernos pretenden que el aumento del gasto no solo eleve la proporción del PIB dedicada a la salud, sino que garantice una asignación eficiente y basada en evidencia.
Los desafíos no son menores. Varios sistemas de información permanecen obsoletos o fragmentados, la cultura de datos abiertos aún es incipiente y los ministerios de hacienda desconfían de compartir información sensible. Sin embargo, la OPS subraya que la red se concibe como un espacio voluntario y gradual, donde cada país avanzará según su capacidad técnica y su marco legal. La adhesión indefinida permite que nuevas agencias se sumen y que expertos independientes aporten buenas prácticas desde la sociedad civil y la academia.
En definitiva, REFSA representa un giro en la forma de entender el financiamiento sanitario en América Latina. Al romper la lógica de soluciones aisladas y apostar por la digitalización colaborativa, la región abre la puerta a sistemas de salud más transparentes y sostenibles. Si la cooperación se sostiene y los indicadores muestran resultados, los países podrían acercarse al 6 % del PIB recomendado antes de que finalice la década, con efectos directos en la resiliencia frente a futuras crisis sanitarias y en la reducción de la pobreza asociada a gastos médicos catastróficos. En un mundo donde cada peso cuenta, la red promete que el dinero público se traduzca en servicios de calidad y en la confianza de que la salud es, finalmente, una inversión compartida.
Fuente: Organización Panamericana de la Salud
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