A medida que nos adentramos en 2025, la economía global se enfrenta a una serie de desafíos y oportunidades que definirán su rumbo. Según el Banco Mundial, se prevé que el crecimiento mundial se mantenga estable en un 2,6% este año, con tasas de interés notablemente más altas que antes de la pandemia.
Las tensiones geopolíticas continúan siendo una preocupación significativa. Conflictos en regiones como Ucrania y Oriente Medio, junto con disputas comerciales entre potencias como Estados Unidos, China y la Unión Europea, generan incertidumbre en los mercados y pueden afectar negativamente el comercio internacional.
La inflación sigue siendo un tema central en las discusiones económicas. Aunque se espera una disminución gradual, con proyecciones que la sitúan en torno al 3,5% para finales de 2025, aún se mantiene por encima de los niveles pre pandémicos, lo que podría influir en las decisiones de consumo e inversión.
Se estima que aportarán alrededor del 40% del crecimiento global, impulsadas por regiones como el Sudeste Asiático y América Latina. Sin embargo, estas economías también enfrentan desafíos, como la necesidad de adaptarse a un entorno comercial cada vez más proteccionista.
Finalmente, la digitalización y la sostenibilidad se consolidan como pilares fundamentales para el crecimiento económico. Sectores como la banca y los seguros en Europa, por ejemplo, están enfocando sus estrategias en la inteligencia artificial y las finanzas sostenibles para mantener su resiliencia y competitividad en un entorno económico desafiante.
Fuentes:
Cinco Días, Coface, El País, Banco Mundial, CaixaBank Research
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