En plena revolución tecnológica, el riesgo no es solo quedarse atrás, sino avanzar sin dirección. Así lo advierte Cassie Kozyrkov, experta global en ciencia de la decisión y una de las voces más influyentes del sector tecnológico. Su paso por Google —donde ocupó el cargo de Chief Decision Scientist— marcó un antes y un después en cómo las empresas líderes piensan sus decisiones. Hoy, desde su firma Kozyr, asesora a compañías de todo el mundo que buscan integrar inteligencia artificial (IA) sin perder el foco estratégico.
En una entrevista con The Verge, Kozyrkov expuso una idea poderosa: no es el algoritmo el que transforma un negocio, sino las preguntas que lo guían. La IA, dice, puede ser una aliada formidable para mejorar la toma de decisiones, pero solo si se utiliza con un marco claro, prioridades bien definidas y métricas alineadas al valor real.
Kozyrkov sostiene que el gran problema de muchas organizaciones no es la falta de datos, sino la ausencia de claridad en sus decisiones clave. “La IA ha hecho que obtener respuestas sea más fácil y barato. Pero si no sabes qué estás preguntando, las respuestas no te servirán”, afirma.
En el mundo corporativo, donde abundan dashboards, KPIs y análisis en tiempo real, es fácil caer en la trampa del exceso de datos sin dirección. Por eso, su enfoque parte de la idea de que cada decisión importante debe contar con un marco de diseño deliberado: ¿Qué se busca lograr? ¿Qué métricas definen el éxito? ¿Qué riesgos son aceptables? ¿Qué no estamos dispuestos a sacrificar?
Este tipo de preguntas, advierte, son fundamentales antes de aplicar cualquier sistema de IA.
Uno de los mayores errores, según Kozyrkov, es delegar la IA al área técnica sin involucrar a los líderes. La ciencia de la decisión no es exclusiva de los científicos de datos. Es, ante todo, una competencia directiva. Requiere combinar datos, experiencia, intuición y valores. “Liderar con inteligencia de decisión es tomar decisiones informadas, alineadas con los objetivos del negocio y respaldadas por el contexto”, explica.
Durante su tiempo en Google, Kozyrkov entrenó a más de 20 000 empleados, desde ingenieros hasta altos ejecutivos, para mejorar su capacidad de pensar en términos de impacto, no solo de eficiencia. Su método, lejos de promover una automatización ciega, invita a usar la IA como un espejo que mejora la visión estratégica.
Uno de los mayores aportes de Kozyrkov al mundo empresarial es su insistencia en que los datos no son neutrales. Requieren interpretación, criterio y, sobre todo, propósito. “El lenguaje fluido de los modelos de IA puede hacernos confiar demasiado. Pero la fluidez no garantiza veracidad”, advierte.
Esta afirmación tiene consecuencias serias en sectores como finanzas, salud, educación y recursos humanos, donde una mala decisión basada en modelos puede afectar directamente a personas. Por eso, sugiere crear culturas organizacionales donde el error se vea como parte del proceso de aprendizaje, y donde el juicio humano siga siendo el último filtro.
Tras más de una década en Google, Kozyrkov fundó Kozyr, una firma dedicada a asesorar organizaciones que buscan usar IA con enfoque estratégico. Su propuesta no es simplemente técnica, sino cultural: transformar cómo las empresas piensan sus procesos de decisión.
En un entorno donde muchas compañías adoptan inteligencia artificial por moda o presión competitiva, su visión es radicalmente distinta: “No necesitas estar a la moda. Necesitas tomar mejores decisiones”, afirma.
Para lograrlo, recomienda invertir en tres capacidades clave:
En economías emergentes como las de América Latina, donde la transformación digital aún enfrenta barreras estructurales, el enfoque de Kozyrkov representa una gran oportunidad. La escasez de recursos puede compensarse con claridad estratégica. La falta de talento especializado puede mitigarse con formación en pensamiento crítico. Y la adopción tecnológica puede ser más efectiva si se vincula directamente con objetivos concretos de desarrollo.
Ya sea en grandes bancos, empresas de energía, startups tecnológicas o entidades gubernamentales, la inteligencia de decisión puede marcar la diferencia entre una transformación digital exitosa y una implementación fallida.
Cassie Kozyrkov nos recuerda que el verdadero poder de la IA no está en su capacidad de automatizar, sino en su potencial para ampliar nuestra inteligencia humana. Pero para lograrlo, las empresas deben invertir en algo más valioso que tecnología: una cultura de decisión consciente.
En un mundo donde la velocidad y la complejidad desafían el liderazgo tradicional, adoptar marcos como la ciencia de la decisión es más que una tendencia: es una necesidad para competir con visión, ética y propósito.
Fuente: The Verge
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