Reclutar talento joven ya no se trata solo de formación académica o experiencia laboral. En la actualidad, los empleadores están observando de cerca la capacidad de adaptación, la agilidad para aprender y, sobre todo, el dominio de herramientas tecnológicas que redefinen el entorno profesional. En este escenario, Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn, sostiene que la Generación Z puede liderar la transformación, siempre que sepa capitalizar su relación cercana con la inteligencia artificial.
En una reciente conversación compartida en su canal de YouTube, Hoffman explicó que los jóvenes profesionales no solo están familiarizados con la tecnología, sino que han crecido con ella. Esa cercanía con herramientas como ChatGPT, Claude o Copilot puede convertirse en una ventaja competitiva concreta si logran demostrar cómo aplican esa tecnología para resolver problemas y mejorar procesos.
“El mercado laboral ha cambiado. Las empresas no solo buscan conocimientos técnicos, buscan resultados, soluciones, mentalidad de crecimiento”, señaló Hoffman. Para él, los egresados que dominen la inteligencia artificial no deben limitarse a incluirlo como una habilidad más en sus currículos. La clave está en mostrar evidencia: proyectos, logros, aportes a equipos de trabajo. “Quien sepa aplicar IA de manera práctica y útil va a sobresalir”, añadió.
La inteligencia artificial está impactando directamente en los puestos de nivel inicial. Un informe reciente de Anthropic estima que hasta el 50 % de estos empleos podrían automatizarse en los próximos cinco años. Esto incluye tareas administrativas, redacción de textos, procesamiento de datos y otras funciones repetitivas que tradicionalmente eran asignadas a recién egresados. El riesgo de desempleo juvenil es real, con proyecciones que alcanzan hasta un 20 % en algunos sectores.
Hoffman, sin embargo, no comparte la visión apocalíptica. Desde su perspectiva, la IA no elimina el trabajo, lo transforma. El rol de los líderes empresariales debe ser identificar cómo esta nueva fuerza puede integrarse estratégicamente en los procesos internos. Y el rol de los jóvenes profesionales es demostrar que pueden ser parte activa de ese proceso.
Uno de los enfoques más interesantes que plantea Hoffman es la “educación inversa”: los jóvenes no solo deben aprender de los más experimentados, sino también enseñar. Su familiaridad con las herramientas de IA los posiciona como formadores internos, capaces de acelerar la adopción tecnológica dentro de sus equipos. “Mostrar liderazgo no significa tener años de experiencia, sino aportar soluciones que funcionen”, afirmó.
La automatización puede generar inquietud en el sector empresarial, pero también oportunidades. Las compañías que logren incorporar talento joven con pensamiento analítico, habilidades digitales y mentalidad flexible estarán mejor posicionadas para innovar. Esto es especialmente relevante en industrias como servicios financieros, salud, tecnología, logística y marketing, donde la IA ya está reconfigurando tareas clave.
Además, la integración efectiva de la inteligencia artificial requiere más que conocimiento técnico. Se necesita criterio, responsabilidad, pensamiento crítico. Aquí es donde las llamadas habilidades blandas adquieren un nuevo valor estratégico. Aneesh Raman, vicepresidente de LinkedIn, ha resaltado que competencias como la comunicación, la adaptabilidad, la empatía y la ética profesional serán tan importantes como las habilidades digitales en el futuro del trabajo.
Para las empresas latinoamericanas y globales, la reflexión es clara: la contratación de talento joven no puede seguir basándose solo en credenciales académicas. Es momento de valorar el potencial de impacto. Las entrevistas de trabajo deben orientarse a descubrir cómo un candidato resuelve problemas reales, colabora con otros, lidera desde su rol y genera valor con las herramientas que tiene a mano.
Hoffman también hace un llamado a los propios jóvenes: formarse de manera continua, aprender a comunicar sus capacidades y evitar la complacencia. “El talento que no se muestra, no se valora”, remarcó. La Generación Z tiene el conocimiento técnico. Ahora necesita estrategia, ejecución y presencia.
En definitiva, el mensaje es doble. Para los empleadores: mirar más allá del CV y construir espacios donde el talento joven pueda brillar. Para los jóvenes: convertir la familiaridad tecnológica en un diferencial competitivo que genere resultados tangibles. En este nuevo contexto laboral, quien domine la inteligencia artificial con visión estratégica no solo tendrá más opciones, también marcará el rumbo.
Fuente: Fortune
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