En el cambiante ecosistema digital, los bots de inteligencia artificial están ganando protagonismo como los nuevos protagonistas del tráfico web. Un informe reciente de la startup tecnológica TollBit revela que el uso de bots especializados en recuperación de contenido aumentó 49 % en el primer trimestre de 2025, impulsando un cambio radical en cómo se accede, procesa y monetiza la información online.
A diferencia de los bots utilizados para entrenar modelos de lenguaje, estos bots “retrievers” actúan en tiempo real. Acceden a contenido de sitios web, lo sintetizan, y lo integran directamente en las respuestas generadas por asistentes de IA como ChatGPT, Claude u otros servicios emergentes. Este cambio de paradigma afecta directamente a sectores como el periodismo, la tecnología y el marketing, donde el tráfico humano tradicional era la base de la estrategia digital.
De acuerdo con TollBit, el estudio incluyó 266 sitios web —la mitad de ellos medios de comunicación— y encontró que en marzo se registraron más de 26 millones de accesos por parte de bots de recuperación. Este tráfico muchas veces ignora los archivos “robots.txt”, que históricamente servían para restringir el acceso automatizado. Esto significa que la capacidad de control por parte de los propietarios del contenido es ahora más limitada.
Para Toshit Panigrahi, CEO y cofundador de TollBit, “los bots de recuperación llegaron para quedarse, y eventualmente estarán presentes en todos los rincones de internet”. Este fenómeno no solo transforma el volumen de visitas, sino también la manera en que las empresas deben valorar su contenido digital.
El impacto directo se manifiesta en la monetización. Las empresas tecnológicas detrás de estos bots suelen argumentar que su uso del contenido se ampara en el principio de “uso legítimo” (fair use), lo que evita que los medios puedan negociar pagos por licencias. No obstante, algunos grupos editoriales han optado por establecer acuerdos directos: The Washington Post, por ejemplo, firmó recientemente una licencia con OpenAI, mientras que otros medios han implementado mecanismos de bloqueo específicos para bots, conocidos como “bot paywalls”.
Este tipo de muros automatizados han registrado un crecimiento del 732 % en los últimos tres meses, según datos de TollBit, lo que indica que más empresas están explorando formas de restringir o capitalizar el acceso de bots a su contenido. En paralelo, plataformas como TollBit permiten a los medios establecer tarifas por fragmento de contenido leído, abriendo una nueva vía de ingresos basada en licencias digitales microsegmentadas.
Más allá del sector de medios, este fenómeno tiene implicancias significativas para las empresas que basan su modelo de negocio en contenido, datos o posicionamiento SEO. Si los usuarios reciben respuestas directamente desde asistentes de IA, el valor de aparecer en la primera página de un buscador disminuye. En su lugar, las marcas deben comenzar a considerar cómo su información es leída, procesada y citada por los sistemas de inteligencia artificial.
Además, se abre un debate ético y legal. Mientras las compañías tecnológicas se enfocan en la eficiencia y cobertura de sus modelos, los propietarios de contenido señalan la falta de transparencia en el acceso y uso de sus activos digitales. Este desacuerdo ha dado lugar a disputas legales relevantes, como la demanda del New York Times contra Microsoft y OpenAI por el uso no autorizado de contenido editorial en procesos de entrenamiento.
Desde una perspectiva empresarial, el desafío principal radica en construir nuevas métricas para valorar el tráfico no humano. ¿Qué valor tiene un lector que es un bot? ¿Cómo se mide su frecuencia, profundidad de lectura o intencionalidad? La industria aún no tiene respuestas definitivas, pero algunas soluciones ya se están probando en mercados como el estadounidense.
Para las empresas de América Latina, esta es una oportunidad de adelantarse a un cambio inevitable. Invertir en herramientas que rastreen accesos automatizados, establecer políticas claras de acceso a contenido y explorar modelos de licencia pueden convertirse en ventajas competitivas clave en un entorno cada vez más controlado por la automatización.
La economía digital está transitando una nueva etapa donde los consumidores ya no son exclusivamente humanos. Las decisiones estratégicas de los próximos años dependerán en gran medida de cómo las empresas comprendan y gestionen su relación con estos nuevos “usuarios” automatizados.
Fuente: The Washington Post
Escribe tu comentario