El auge de los dispositivos portátiles para el monitoreo de la salud ha transformado los hábitos de actividad física en la población. Los relojes inteligentes, equipados con funciones de conteo de pasos, monitoreo de ejercicio y recordatorios de movimiento, han sido objeto de estudios que analizan su impacto en la salud cardiovascular y el bienestar general.
Según un informe de la American Journal of Preventive Medicine (2023), los usuarios de smartwatches aumentaron en promedio un 15% su actividad diaria, medido en pasos y minutos de actividad moderada a vigorosa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos 150 minutos semanales de actividad moderada, y los dispositivos han demostrado ser un incentivo para alcanzar esta meta.
En términos de adherencia al ejercicio, un estudio de la European Society of Cardiology evaluó a 5,000 usuarios de relojes inteligentes durante 12 meses y encontró que el 78% mantuvo un nivel de actividad física superior al recomendado, en comparación con solo el 50% en aquellos que no usaban estos dispositivos. Los datos también sugieren que la gamificación (desafíos, premios y metas personalizadas) mejora la motivación para el ejercicio.
Los relojes inteligentes pueden ser aliados efectivos para la promoción de la actividad física y la salud cardiovascular. Sin embargo, su impacto es mayor cuando se combinan con estrategias de educación en salud y planes de ejercicio supervisados.
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